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martes, 18 de junio de 2019

Mi primer coche: un Renault Twingo

En realidad, el primer coche de turismo que conducí, fue el Seat 124 D/LS de mi padre, y también fué el primer auto que tuvo mi padre. Allá por primavera del 86, cuando yo tenía 11 años, conduje por primera vez, y la verdad es que no se me dió nada mal, creo que no llegué a calar el coche ninguna sola vez ese día. Por suerte, tuve más ocasiones de conducir ese fantástico coche (ay, como molaban los coches de antes). Y aprovecho para decir (se acerca ataque de nostalgia), que antes los coches eran más divertidos que los de ahora, pero sobre todo, que antes no nos tenían tan absurdamente controlados, y era más fácil coger un coche a los 11 años. Y ojo, que conste que podría haber aprendido a conducir antes, porque creo que tenía 6 o 7 años (o quizá menos), cuando tambien mi padre me enseñó a conducir una carretilla elevadora, que por aquel entonces y todavía hoy, mucha gente los llama toros.
Posando dentro de mi primer coche. Casi mejor que no se me vea la cara.

Después, con los años, conduje otros modelos, y el segundo coche de mi padre (un Ford Orion 16.i Ghia), fue el primero con el que llegué a los 100 por hora (al menos puse la aguja de velocidad en 110). Fue en un polígono industrial, y vuelvo a la nostalgia, antes no había tanta vigilancia como ahora, y era más fácil hacer estas cosas: ahora es que da asco tanto control y tantas normas. Tenía 16 años, me faltaban unos meses para cumplir 17.

Más tarde, vinieron los coches que conduje en el ejército; básicamente Nissan Patrol y Land Rover Santana, cortos y largos, el 88 y el 109 creo recordar, que allí los llamaban de media tonelada y de 1/4 de tonelada, si la memoria no me falla. También llevé un Seat Marbella de una empresa de seguridad, y con ese coche, disparé con mi pistola de balines mientras lo conducía, así que fue de las primeras ocasiones que practiqué el arte de conducir y disparar a la vez, aunque ya lo hice antes con un toro elevador.
En una de mis numerosas salidas al campo. Pasamos muchas aventuras juntos.

Y entre unas causas y otras, pero principalmente por razones económicas, no me compré mi primer coche hasta la avanzada edad de 29 años, y fue un coche pequeño, humilde, no muy caro, y ya sabéis cuál es si habéis leído el título. Este coche, como curiosidad, era verde, y era un tono verde no muy distinto al de los coches del ejército; aunque es verdad que los jeeps de Infantería de Marina son de un verde muy oscuro. En fin, el caso es que la mayoría de coches que he llevado son de color verde; seguidos de los azules, entre los que están mi actual y segundo coche, y el Marbella de aquella empresa de seguridad.
Esta foto la hice en el 2012, un día de niebla en la carretera. Regresaba a casa después de enviar un paquete.

El Renault Twingo es uno de los mejores coches que hay, al menos en ciertos aspectos muy importantes: nunca me dejó tirado en medio de la carretera, era muy fiable, cómodo y ágil a la hora de conducir y de aparcar, y barato. Está claro que yo soy enemigo de la electrónica aunque me gusten los ordenadores, porque el Twingo y mi actual Ford tienen pocos marcadares electrónicos, y eso lo agradezco: cuántas más pamplinas tenga un coche, peor. Y eso ya lo sabéis muchos mejor que yo. Y aún peor si esas chorradas son electrónicas.

Con el Twingo pasé muchas aventuras. En realidad, lo compré por necesidades de un trabajo que me salió hace más de 15 años, en el que era mucho mejor ir en coche que en transporte público, ya que la combinación era malísima. Lo amorticé mucho, porque mientras estuve de vigilante en ese sitio, ahorré bastante, recuperando con creces lo que invertí en el Twingo. Quede claro, que los coches que he tenido hasta ahora eran de segunda mano, creo que vale la pena pagar menos, porque aún así el coche te puede durar bastantes años, sobre todo si no haces mucho el burro.
Foto tomada durante uno de los descansos que hice en el primer viaje que hice a Valencia con mi Twingui. Mi mujer llegó a subirse a él, pero no llegué a conducir con ella montada.

Después, el Twingo me llevó cuatro veces a Valencia, sin fallarme nunca, aunque haciendo algunas paradas para prevenir. Esas cuatro veces fueron viajes divertidos e inolvidables en los que empezaba a salir con mi dulce esposa, que estuvo trabajando en Valencia en verano del 2011.
En el aparcamiento de la residencia de estudiantes donde me alojaba los fines de semana que empezaba a salir con mi mujer.

Sería largo contar todo lo que hice con mi querido Twingo, pero con él, por supuesto, también hice lo de conducir y disparar a la vez, aunque en principio creo que es mejor no publicar el video de aquella peripecia. Y claro, metí ese coche por caminos de tierra y piedras, y muchas cosas que hice con él. Tampoco quiero contarlo todo, y creo que ya he contado demasiado.

El pobre Twingo me duró 11 años, ya tenía 9 cuando lo compré, y ya empezaba a sufrir más de la cuenta en las subidas, y le costaba mucho pasar de 110 por hora. Eso, y otras circunstancias que no quiero nombrar, me empujaron a darlo de baja, y con mucha pena. Quizá alguien me hubiera ofrecido algo de dinero por él, y de hecho un año antes una persona se interesó, pero en aquel momento yo aún necesitaba el coche.
Esta foto fue tomada en el parking que ahora pertenece a mi hermana. Si no me equivoco, fue tomada en el último año que tuve ese coche.

En fin, muchas gracias Renault Twingo (yo lo llamaba Twinguito, ya sé que suena cursi, pero realmente quería a ese coche). Creo que todos los coches, o casi todos, tienen algo especial, es como si fueran amigos nuestros, y lo que si son es compañeros de fatigas, y a veces de aventuras y de cosas divertidas. Quién sabe, quizá peco de exceso de sentimentalismo, pero a veces da la impresión de que todas las cosas tienen algo de alma.

En fin, de nuevo, muchas gracias, Twingui.

4 comentarios:

  1. Mi último vehículo fue Renault, Kangoo Bebop y no ha pisado un taller (solo revisiones) en los casi 10 años que la he tenido, hasta que algún hijo de puta me la quemó este último San Juan. Se podría haber quemado el también y un mierda menos.

    Mi primer coche, Citroen Berlingo y después un Seat León. También llevé un tiempo el Seat Córdoba de mi hermano.

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    1. Has tenido muchos coches en poco tiempo, hay gente que se los cambia cada dos por tres, pero lo ideal es tenerlos al menos 10 años. Yo al menos le cojo cariño a los coches, además que me gusta amortizarlos. La lástima es que, cuando lo hicistes bien, te lo quemaron. ¿Se sabe quiénes fueron o quién fué? ¿Has comprado otro coche después?

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    2. Bueno, la Berlingo era prestada, digamos que, de la familia. Después de llevar un tiempo el Córdoba de mi hermano, también tuve un viejo Opel Astra de mi tío, que el ya ni podía condicir así que me lo quedé yo hasta que el coche murió.

      Después tuve la Kangoo. Pero no, no se sabe nada ni quieren saber. Esperan sentados a que los chavales (o no tan chavales) que hicieron eso, se entreguen por las buenas. Jajajaja

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    3. ¿Y aún no te has comprado otro coche? Podrías comprarle el citroen saxo a uno que entra en darkstone con el nick de hechicero oscuro, que también está en ese grupo de telegram. Si, ese grupo donde una panda de maricones se dedican a hacer planes contra mí.

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