Me saqué el título de monitor (entrenador) de musculación y culturismo en 1998. Empecé a buscar trabajo en gimnasios, y donde más suerte tuve fue en los gimnasios de barrio, los gimnasios de toda la vida. Ya a finales del milenio pasado, estos gimnasios estaban mejor equipados; aunque eran más pequeños tenían mejores entrenadores y mejor material. Sin embargo, no podían competir contra las tarifas bajísimas que ofrecían en los polideportivos municipales.
Los mafiosos ayuntamientos, en colaboración con infames empresas que los gestionan, disponían de unas instalaciones grandes, pero mal equipadas, y de un personal muchas veces enchufado, con poca o ninguna valía para dirigir una sala. Pero amigo, yo allá por el 2003 apenas pagaba entre 15 y 18 euros al mes para ir al gimnasio. Así que, ante esa tesitura, era lógico que mucha gente prefiriese ir a los polideportivos municipales, habida cuenta que la mayoría de clientes son gente de bajo nivel a quiénes no les importa mucho que haya más o menos peso en la sala.
Esta es una copia (la original está en color) de la carta de recomendación que me dieron al finalizar mi "misión" en el Gym Pedralbes. Esos gimnasios tenían sus defectos, pero al menos allí reconocieron mi trabajo bien hecho: en los gimnasios de ayuntamientos y enchufados casi todos son inútiles.
Y así fue como, poco a poco, los gimnasios de barrio fueron perdiendo clientes, cosa que les hizo desaparecer. Ya no sé cuántos quedan en barcelona, pero mi querido Gym Pedralbes, para que sirva de ejemplo, desapareció en el 2002: yo fuí el último entrenador de musculación y de artes marciales del Gym Pedralbes.
Pero lo más infame de todo, lo que más me repugna, es que una vez los criminales y sucios ayuntamientos lograron eliminar prácticamente toda su competencia, éstos dispararon los precios. Ahora, los polideportivos municipales tienen cuotas que, al menos en la provincia de mierdalona, rara vez bajan de los 40 euros al mes: más del doble de lo que llegué a pagar yo en su día. Y encima, para más inri, no todos estos gimnasios han mejorado su servicio, ya que hay uno cerca de mi casa que sigue con escaso peso, con el mismo equipamiento de hace 13 años: este polideportivo muncipal en cuestión no tiene ninguna triste banqueta para hacer press de banca, y si no fuera por la multipower, sería imposible entrenar allí.
En fin, una pena, aunque al menos nadie me podrá quitar esa buena época que viví mientras fuí entrenador en el Gym Pedralbes. Sirva esta entrada como homenaje a los gimnasios de barrio.
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